La infanta Isabel Clara Eugenia y Magdalena Ruiz

Autor: 
Alonso Sánchez Coello

Ubicación: Sala 56

Cronología: 1585 - 1588
Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo
Medidas: 207 cm x 129 cm
Escuela: Española
Tema: Retrato
Procedencia: Colección Real

 Sala 56

Este cuadro de Alonso Sánchez Coello, pintado entre 1585 y 1588, muestra claramente la posición que las mujeres podían ocupar en la sociedad del momento dependiendo de su nacimiento y condición.

Es una composición fuertemente jerarquizada, en la que la protagonista principal es la infanta Isabel Clara Eugenia, una mujer joven, equilibrada y armoniosa, que luce los atributos propios del poder real y muestra en su mano el retrato de su amado padre, el todopoderoso Felipe II. Junto a ella, marcando un claro contraste, Magdalena Ruiz, ya anciana y enloquecida, que no mira a los espectadores y sostiene en sus manos otros entretenimientos menores: dos pequeños monos traídos seguramente de las colonias portuguesas.

La infanta Isabel Clara Eugenia fue una mujer de gran valía intelectual y un gran apoyo para su padre en las tareas de gobierno. Quizá por eso, Felipe II solo le autorizó a casarse a los treinta y dos años, una edad ya muy tardía para la época, entregándole el gobierno de los Países Bajos y el ducado de Borgoña, lugares donde la Infanta supo ganarse el respeto de sus súbditos. Inteligente, culta, religiosa, abnegada pero fuerte, vital y decidida, Isabel Clara Eugenia aparece como un compendio de las cualidades requeridas a las mujeres de la nobleza de su época.

De Magdalena Ruiz, sabemos mucho menos. Era uno de esos personajes enanos y bufones que formaban parte de la corte de los Austrias, igual que ocurría en otros territorios europeos. Considerados como juguetes reales, eran regalos muy apreciados entre las cortes europeas, por lo que aparecen en numerosas pinturas de la época. Magdalena  estuvo casada, enviudó y crió dos hijos: una hija que se convertiría en monja, y un hijo que sería criado del rey. Sabemos también que estuvo al servicio de la tía de Isabel Clara Eugenia, la princesa Juana de Austria, esposa del príncipe don Juan Manuel de Portugal, y que era apreciada por Felipe II, quien escribió varios comentarios sobre ella en las cartas enviadas a sus hijas durante su estancia en la corte de Portugal: sobre su estado de ánimo, sobre las ropas que llevaba, etcétera. Todo ello nos habla de su paradójica presencia en la corte.

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