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Carolina Coronado

Ubicación: 62B
Cronología: Hacia 1855
Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo
Medidas: 65 cm x 54 cm
Escuela: Española
Tema: Retrato
Procedencia: Museo de Arte Moderno

Carolina Coronado, aquí retratada por Federico de Madrazo con poco más de treinta años, fue una destacada poeta romántica que puede ser considerada como un claro ejemplo del cambio cultural que se produjo en España en la primera mitad del siglo XIX.
El liberalismo trajo consigo un gran desarrollo de la prensa y de la opinión pública. Las Cortes de Cádiz habían reconocido la libertad para publicar en 1810 y el 26 de octubre de 1811 se publicó el decreto de libertad de imprenta, en vigor hasta 1815, año en el que se vuelve a prohibir la libertad periodística. En ese breve periodo surgieron una serie de publicaciones en las que las mujeres de las clases acomodadas comenzaron a participar como escritoras. Carolina Coronado, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Rosalía de Castro o Faustina Sáez de Melgar pertenecen a esta generación de pioneras en hacerse escuchar en la esfera pública. Todas ellas fueron mujeres que vivieron la imposición de un nuevo modelo femenino: “el ángel del hogar”, a la vez que participaban en los primeros discursos feministas y reivindicativos en España, por mucho que este siguiera siendo un país con un cierto retraso cultural respecto a Europa.
A imitación de las que se editaban en Europa, en 1822 se fundó la primera publicación dedicada a las mujeres, llamada “El periódico de las damas”, de carácter conservador. En 1845 apareció “La gaceta de las mujeres”, dirigida por Faustina Sáez de Melgar, en la que todas las redactoras eran mujeres, y con la que Carolina Coronado colaboró activamente.
Perteneciente a una familia de liberales extremeños, Carolina Coronado tuvo una formación autodidacta y con sólo veintitrés años obtuvo un gran éxito literario. Escribió poesía, teatro, algún folletín… e incluso dirigió la revista El pensamiento de Badajoz. Sin duda fue una mujer típicamente romántica: culta, apasionada y viviendo la encrucijada entre el modelo de feminidad tradicional y la conciencia de ser mujer en un mundo en el que las mujeres tenían los derechos sociales limitados. Por eso escribió diversas biografías de mujeres renacentistas, consciente de la necesidad de recuperar la memoria colectiva, una genealogía femenina, para poder cambiar la historia.