La Virgen de los Reyes Católicos

Autor: 
Maestro de la Virgen de los Reyes Católicos

Ubicación: Sala 51A. [P1260]

Cronología: 1491 - 1493
Técnica: Técnica mixta
Soporte: Tabla
Medidas: 123 cm x 112 cm
Escuela: Española
Tema: Retrato
Procedencia: Museo de la Trinidad

Comenzamos el itinerario con Isabel I de Castilla, que nació en 1451 y murió en 1504; se trata, sin duda, de una de las figuras más reconocidas y mejor valoradas en la Historia de España. El cuadro La Virgen de los Reyes Católicos nos conecta con algunas características de su reinado: la íntima colaboración con su esposo Fernando de Aragón en las tareas de gobierno y el papel de la Iglesia y la religión en la política nacional e internacional de la monarquía castellana. También con su papel como coleccionista de obras de arte.

Isabel, hija de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal, se autoproclamó reina de Castilla en Segovia a la muerte de su hermano, Enrique IV, en 1474. Seis años antes, en 1468, Enrique la había reconocido como princesa de Asturias y heredera, pero posteriormente se desdijo de ese nombramiento y reconoció como tal a su hija Juana al enterarse del matrimonio de Isabel con Fernando de Aragón, celebrado sin su autorización en 1469. Isabel rompió con la política de cesión de derechos al trono a esposos o hijos que habían seguido otras infantas de Castilla y León en la Edad Media.

La colaboración y apoyo mutuo con su esposo en política internacional caracterizó el reinado: Fernando apoyó a Isabel en la guerra de sucesión contra doña Juana y en la conquista del reino de Granada; Isabel apoyó a Fernando en su política mediterránea. Los matrimonios de su hijo e hijas se planificaron pensando en proyectos internacionales de ambos reinos.

A pesar de las políticas comunes que pudieran impulsarse, Isabel siempre tuvo clara la independencia de ambos reinos. El monopolio concedido a Castilla sobre las tierras y el comercio con América, los límites entre reinos o el nombramiento de cargos públicos entre los naturales del reino, lo evidencian.  
Reina durante treinta años, de 1474 a 1504, impulsó empresas de enorme complejidad y fortaleció el poder real en Castilla frente a la nobleza, la Iglesia y las ciudades, a las que se impuso por diferentes vías institucionales. Extendió los límites territoriales del reino con la incorporación de las Islas Canarias, la conquista del reino de Granada y el apoyo al proyecto atlántico de Colón, que amplió el horizonte europeo y puso a Castilla en una posición dominante en Europa.
Las sombras de su reinado van asociadas, fundamentalmente, a la intolerancia religiosa. A partir de 1492 puso a la población judía y musulmana ante la dura elección de convertirse o emigrar y la conversión no fue garantía de trato igualitario.
Su sentido político tuvo otras proyecciones: impulsó organizaciones reguladoras del comercio interior y exterior, protegió la industria castellana y promovió obras sociales que visibilizaron la acción real en campos anteriormente ajenos; fue consciente del valor del latín como lengua del saber y el poder, razón por la que contrató a Beatriz Galindo para enseñarlo a sus hijas, pero también apoyó la Gramática castellana de Antonio Nebrija, poniendo en valor esta lengua y favoreciendo su expansión.

Nunca renunció a la acción de gobierno y a visibilizarse como tal, en la paz y la guerra, y así quedó reflejado, muy significativamente, en su iconografía y en su testamento.

Para terminar, les invitamos a fijarse en la posición de los miembros de la casa real en el cuadro: la colocación de Fernando y el príncipe Juan en el lado derecho puede leerse como el reflejo de la supremacía de lo masculino, pero el tamaño de la reina parece querer compensar ese discurso. En cualquier caso, la frecuencia de esta división de género en la representación de los grupos familiares -que podrán encontrar en otras obras del Museo- nos conecta con la asociación de hombres y mujeres a derechos y funciones sociales diferentes.

diseño y desarrollo Artefinal Studio