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Catalina de Austria, esposa de Juan III de Portugal
Ubicación: Sala 56. [P2109]
Cronología: 1552 - 1553
Técnica: Óleo
Soporte: Tabla
Medidas: 107 cm x 84 cm
Escuela: Flamenca
Tema: Retrato
Procedencia: Colección Real

Sala 53
- Catalina de Austria, esposa de Juan III de Portugal.
- Juana de Austria.
- Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II.
- La infanta Isabel Clara Eugenia y Magdalena Ruiz.
- La reina Ana de Austria.
Antonio Moro es uno de los grandes retratistas del renacimiento flamenco, entre otras razones por su capacidad para captar el hondo carácter de los personajes. Su retrato de Catalina de Austria, reina de Portugal, no podía ser una excepción. A sus cuarenta y cinco años, todo en ella revela autoridad y firmeza.
Catalina, nacida en 1507, fue la hija póstuma de Felipe el Hermoso y la reina Juana I de Castilla y su infancia estuvo marcada por el terrible encierro que padeció junto a su madre en el palacio de Tordesillas. Su hermano Carlos I planificó su matrimonio con su primo el rey Juan III de Portugal, siguiendo así una política matrimonial destinada a integrar el reino de Portugal en la corona de Castilla.
El matrimonio la situó en una de las Cortes más ricas e importantes de la Europa renacentista -gracias a la expansión marítima portuguesa-, que atraía a intelectuales y artistas, protegidos sobre todo por la cuñada de Catalina, María de Portugal, quien acogió a distintas mujeres cultas de la época como las hermanas Luisa y Ángela Sigea, Paula Vicente o Juana Vaz. Este ambiente cultural no debió extrañar a Catalina, con las referencias que tenía de su madre y su abuela Isabel la Católica. Ella misma tuvo una gran biblioteca humanista -que servía el librero Juan de Borgoña- tanto de autores clásicos como de autores de su tiempo, con algunos de los cuales tuvo relación.
Ella y su esposo fueron personas de gran religiosidad -no exenta de intolerancia- y Catalina mantuvo una estrecha relación con figuras de gran prestigio como Ignacio de Loyola, Francisco de Borja, Francisco Javier o Fray Luís de Granada. También desarrolló una importante labor social con los pescadores lisboetas.
Su vida fue un ejemplo de lo que se esperaba de las mujeres de la nobleza de su época, cuyo destino social era tener muchos hijos y su destino vital ver cómo sobrevivían muy pocos. Dio a luz nueve hijos de los cuales sólo llegaron a adultos dos: Juan Manuel, el heredero de la corona, que murió a los diecisiete años, y María Manuela, primera esposa de Felipe II y madre del príncipe don Carlos, que murió de parto, como tantas mujeres de su tiempo, a los 18 años de edad.
En una época en la que los partos eran una importante causa de muerte, Catalina vivió 71 años.
Mujer de fuerte carácter, colaboradora de su esposo y comprometida con Portugal, se encargó de la educación de su nieto don Sebastián en ausencia de su madre. Cuando este heredó el trono, con 3 años de edad, defendió sus derechos frente a los deseos de Carlos I de llevar a cabo la unidad peninsular. Como regente fue respetada y defendió la identidad e independencia del reino de Portugal. No fue una regencia fácil, aunque tuvo numerosos apoyos. Sus reiterados intentos de casar al rey don Sebastián para garantizar la sucesión dinástica no dieron fruto. Decepcionada, se retiró cuando su nieto contaba 14 años.